Alejandra Avendaño Vera
Había una vez un
niño llamado Pablito, era muy pobre pero bondadoso, un día Pablito se encontró
una lámpara de oro, pero un niño llamado Luisito rico y envidioso le robó la
lámpara y la frotó rápidamente, se asombró porque salió una hada no un genio.
—Te concederé tres
deseos – dijo la hada.
—Quiero dulces,
dinero y muchos juguetes – dijo Luisito. Pero no se concedió su deseo.
—¿Que pasó con mis
juguetes, dinero y dulces? – dijo Luisito
—No puedo conceder
tu deseo, sólo le concedo deseos a los niños buenos y le di lo que me pediste a
un niño bondadoso – contestó la hada .
Cuando volvió vio
que Pablito tenía todo lo que el pidió, se disculpó diciéndole:
—¿Me perdonas? –
dijo Luisito.
—¡Claro!- contesto
Pablito.
Luisito aprendió a
no se egoísta.
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