Santiago Yafet Sánchez Medina Berry
Había una vez una niña llamada Romí.
Ella era la más alegre, amable y compartida. Un día la mamá de Romí le dijo que
siempre, siempre sonriera a la vida. Ella muy alegre lo comprendió. Al
siguiente día, Romí salió de su casa, fue a la tienda y compró un “nito”. Al
salir se encontró a un niño sin comida. Entonces, ella muy atenta le dio la
mitad de este. Al regresar se encontró a unos niños discutiendo sobre que
juegos iban a jugar, si fut o Barquet. Entonces, ella les dijo: “pueden jugar
30 minutos de fut y 30 minutos de básquet.” Entonces, los niños accedieron a
esto. Romí se despidió contenta y les sonrió después de solucionar la
discusión. En el camino se encontró a una persona molestando a un indígena. Pero
ella le dijo: “deja de molestar y vete de aquí.” De pronto, al llegar a su casa
vio a una perrita muy flaca. Ella muy triste por verlo, lo agarró y lo metió a
su casa, donde le dio de comer y lo baño. Entonces la llamo Vica. Ahora Vica
está con Romí cuidándola y sonriéndole
alegremente.
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