Naylea López Martínez
Había una vez unas princesas gemelas
que se llamaban Sol y Luna. Tenían ojos muy bellos, labios de color pétalos
rojos, manos muy suaves como de bebe, cabello largo y sedoso, piel tersa, etc. Las
princesas eran muy bonitas, pero tenían un defecto: una tenía un cuello más
grande que la otra. Además, una era buena y la otra era mala. De pronto a Sol,
la mala, se le pusieron los ojos rojos y se le pararon los cabellos, ya que
tenía mucha envidia de su hermana Luna porque, a pesar de ser tan parecidas,
Sol quería ser como su hermana en su forma de ser. Sol era mala porque una
mendiga le regalo un feo amuleto negro el cual hacia que cambiara. Un día se quitó
el amuleto y cambió. Al final vivió sin envidia.
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